Si te encuentras en una zona de confort, donde no hace ni frío ni calor, sal de aquí y adéntrate en el bosque de las ideas y si es necesario, piérdete. Y cuando te alejes demasiado del camino, regresa al punto de partida, a la primera idea, a la que te hizo brillar los ojos. Vuelve a empezar. En cada salida que hagas al bosque, volverás a casa con una idea nueva o con la certeza de que aquel no era el camino.